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OpenAI, la empresa californiana cofundada por Elon Musk dedicada a la investigación de la inteligencia artificial, ha creado (con una inversión aproximada de 4,6 millones de dólares) un nuevo lenguaje de IA que promete ser todo una revolución.

 

GPT-3, nuevo lenguaje de IA

Hace apenas unos meses que OpenAI presentó el nuevo lenguaje de inteligencia artificial GPT-3, el cual, es un modelo de Deep Learning, una subtécnica de Machine Learning formado por algoritmos que están entrenados para reconocer patrones en los datos y aprender a través de los ejemplos, es decir, que GPT-3 está compuesta por una red neuronal recurrente con memoria a largo plazo.

GPT-3 ha llegado pisando fuerte y dejando boquiabierta a la comunidad tecnóloga, y es que parece ser uno de los modelos de inteligencia artificial más potentes hasta la fecha. Y eso que solamente está en versión beta.

Como lenguaje de inteligencia artificial, GPT-3, es capaz de generar textos a través de un solo enunciado y “rellenar” el resto del escrito procesando más de 175.000 millones de parámetros. Un dato muy relevante teniendo en cuenta que su versión anterior, GPT-2, procesaba 1.500 millones de parámetros y se presentó en 2019. Es decir, que en solo un año la evolución ha sido enorme.

GPT-3 fue entrenado con datos procedentes de: Common Crawl, una organización que lleva años recopilando toda la información pública de internet; WebText2, una colección de texto extraído de diferentes páginas web que ha sido pulido por personas; de libros; y de la Wikipedia.

También es capaz de traducir los textos a otros idiomas en cuestión de segundos, aunque en inglés funciona mucho mejor, por el momento.

Además, una de las nuevas funcionalidades de esta IA es que puede adaptar el texto a distintos estilos de redacción (periodístico, novelesco, formal,…etc.) para dotar al texto de un carácter menos “artificial”. Aunque cabe decir que por el momento GPT-3, aunque es una inteligencia semántica que puede generar textos muy coherentes, no es capaz de diferenciar si el texto creado tiene sentido o no, no entiende lo que escribe. ¿Será capaz de hacerlo GPT-4?

 

GPT-3 también programa

Otra de las cosas que ha asombrado a muchos programadores es que, aunque parezca ciencia ficción, GPT-3 es capaz de programar. Y para muestra, un botón:

 

En este tweet publicado por Sharif Shameem, CEO de Debuild, se puede ver como con GPT-3 se puede programar una página web sin necesidad de saber código. Obviamente, GPT-3 no puede suplir a un programador informático pero si ayudarle a acelerar el proceso de creación de sus proyectos y a ahorrar tiempo en algunas tareas. Si estás pensando que una IA como GPT-3 puede dejarte sin trabajo… ¡no sufras, de momento la inteligencia artificial aún no ha igualado la inteligencia y creatividad humana!

Estamos convencid@s que las nuevas tecnologías como GPT-3 no destruirán lugares de trabajo, los transformará en otros que hoy en día aún no podemos ni llegar a imaginar. La transformación digital pretende automatizar procesos para ahorrar tiempo y gestiones innecesarias a los humanos, y creemos que la inteligencia artificial lo conseguirá.

 

El origen de GPT-3

Antes de la revolucionaria GPT-3, OpenAI, la compañía de Elon Musk y Sam Altman fundada en 2015 trabajó en otras versiones de GPT, la primera de ellas en 2018, y otros proyectos de inteligencia artificial como OpenAI Gym, una herramienta para la investigación del aprendizaje reforzado, y Universe, un software de entreno de IA.

Pero los verdaderos orígenes de la inteligencia artificial de GPT-3 se remontan a muchas décadas anteriores. Se podría decir que sus orígenes se encuentran en los años 60, cuando Frank Rosenblatt creó el Perceptrón, la primera neurona artificial. Perceptrón supuso un cambio radical en el aprendizaje automatizado. Aunque no fue hasta los años 80 cuando se recuperaron las investigaciones de Rosenblatt a raíz del auge de investigaciones en redes neuronales para transformarlas en capas con múltiples neuronas artificiales interconectadas.

Paralelamente, a finales de los 60, también apareció el primer Chatbot, ELIZA, quien era capaz de “mantener una conversación” con un humano de forma coherente. Y aunque era solamente un código desarrolló el que hoy conocemos como “efecto ELIZA”, un efecto de cautivación hacia la tecnología.

Efecto Eliza

 

Gracias a todas estas investigaciones de finales del siglo XX se han desarrollado proyectos que ya usamos diariamente y sin los que se nos haría raro vivir, como las recomendaciones de Siri o Cortana, el reconocimiento de amigos de Facebook, la organización de fotos por “caras” de los smartphones o los nuevos coches Tesla.

Pero, ¿estamos bajo el “efecto ELIZA” con GPT-3?

 

Si GPT-3 cayera en malas manos…

Esta tecnología está pensada para convertirse en una herramienta para ayudar a las personas, pero también podría llegar a usarse para fines no demasiado éticos. Pues como han advertido muchos especialistas en inteligencia artificial, se debe tener mucho cuidado con las posibles “fake news” que se podrían llegar a generar en segundos e inundar la red para realizar una campaña de desinformación sin que muchas personas se den cuenta de lo ocurrido. E incluso se podrían crear miles de anuncios con fines maliciosos.

Y aunque creas que tú podrías llegar a reconocer un texto escrito por GPT-3, son sorprendentes los resultados de un estudio realizado por Adrian Yijie Xu, los cuales dejan latente que tan solo el 52% de los lectores pueden asegurar que los textos producidos por GPT-3 son artificiales. Por tanto, hay un gran porcentaje de público que puede leer noticias falsas y darlas como verídicas, formando así un bucle de desinformación masiva.

Con GPT-3 al abasto de cualquiera la credibilidad de los contenidos en las páginas web peligraría seriamente.

 

 

Sin duda, GPT-3 es una inteligencia artificial revolucionaria, pero no tanto por sus capacidades, sino por su potencial. Puesto que viendo donde se ha conseguido llegar, se puede intuir donde se podría llegar en unas décadas.

Por el momento esta tecnología es propiedad de OpenAI y ninguna otra empresa tiene acceso a ella. Por tanto, es posible que, muy pronto aparezcan nuevas tecnologías parecidas de otras empresas de la competencia.

 

Y ahora, ¿crees que este texto se ha escrito con GPT-3?

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